sábado, 21 de junio de 2014

Fases

Dije que estaría y estoy. Tengo que estar. No puedo permitirme la cobardía de la ausencia para paliar mis ansias por desaparecer. Huir es lo fácil, ¿no? Tú me lo demostraste. Y no pienso ser como tú. Como tú y tus mentiras; mi pasaporte a otro lugar que difería demasiado del infierno en el que sobrevivo desde que nos perdí. Lo hiciste tan bien que ni siquiera pude atisbar la falsedad. Ni al menos oler una parte de la verdad. Justo la que me decía que ya no querías morirte en mi boca desde hacía más de mucho tiempo. Ojalá te mueras. Pero que no te maten, porque entonces entenderás que no hay nada más doloroso que una herida invisible. Y yo no estaré para salvarte y hacerte valiente y devolverte al  camino. Yo no estaré como estoy esta noche ni como lo haré mañana por la mañana, porque me habré llenado del licor que guardan con recelo otros cuerpos que buscan mi resurrección. Yo no estaré como ahora. Vacía. Infectada de nada y nadies que se empeñan en rodearme. Estática mientras los accidentes suceden. Inerte. Abandonada por el órgano que me mueve. Soy un espacio en blanco, una mirada en la sombra, el paréntesis del paréntesis de la fórmula quieroestarsola. Soy un sinfín de emociones desunidas que sólo se hacen nudo cuando confluyen nuestras pupilas.
Lástima que ya no importes.