jueves, 26 de agosto de 2010

Y mezclando sensaciones y obviando sentimientos, opté por la rendición en soledad.
Quizás por cansancio, miedo, o tal vez locura. Quizás por las tres.
Y de la manera más ruin y melancólica, me dieron la bienvenida a la inexistencia de mi ser. Al reflejo de un mundo encarcelado, habitado por una mente enferma.
Y más por la evasión que por cualquier otro fin, decidí sobrevolar sus nubes.
Y desde el desconocimiento y la ignorancia, aprendí a conocer.
Eran tan sigilosas en sus movimientos, que me enredaban en su velo a su antojo y gusto. Y mientras permaneciese en su guarida, estaría extrañamente a salvo.
Ellas mías y yo de ellas. Porque desde entonces y para siempre, quedé atrapada en su vuelo.


Y de allí provengo. De donde las palabras y las almas vuelan.

miércoles, 25 de agosto de 2010

viernes, 20 de agosto de 2010

De lo absurdo de un mundo.

Dí el último portazo y sin pensarlo una vez más, huí.
Acompañada de una pequeña maleta y su sonrisa en el bolsillo. Realmente, la meta me era indiferente, ya que mi único y existencial empeño era salir de aquella masa deambulante y petulante que me impedía seguir subsistiendo en un mundo que se negaba al retroceso. Un mundo cargado de hipocresía e ignorancia donde lo único que movía el aire, eran las ansias de seguir creando súbditos atados a leyes y empleos que no cubrían las necesidades más vitales.
Un mundo marcado por la decadencia de valores, y vidas que recalcaban la esclavitud. Y aún así, gran parte encontraba la felicidad en la superficie.
Eran de admirar sin duda, aquellos aventurados, que aún siendo la desdicha el motor que movía sus corazones, eran capaces de creerse felices.
Yo, sin embargo, era incapaz de pensar sumida en aquella barbarie, en un presente o futuro convincentes.
Me gustaba sumergirme en las saladas aguas marinas y soñar flotando hasta aparecer en cualquier lugar. Reivindicaba la genialidad de lo absurdo y buscaba consuelo en los libros.
Verme en el camino sin destino y con las manos vacías, me irritaba hasta la piel; y por eso huí.Para volver al principio de los tiempos cuando la libertad fue la madre de todos y el amor , el impulso a esa vida libre.
Y quería quedarme ahí, para siempre.
Y por eso huí; A lo más profundo del alma. Donde la pureza salpicaba al mundo. Donde pensar era el más preciado privilegio. Y saber, la vuelta a tu felicidad.
Por eso huí; Bajé al limbo durante unos minutos para morir en paz y regresar a la realidad. Por eso huí. Para vivir.