Cerrar capítulos y seguir. Ardua tarea cuando no estás
preparado para reemprender el camino y dejarte encontrar. De nuevo. Volver a
trazar una línea capaz de expresar tu conformidad con la vida. Dejar que
penetren en el daño para que pueda ser reparado. Reabrir. Reabrirte a la
belleza de nuevos cuerpos que ansían complacer. Que no mienten. Que se mueren por
sobrevolar tu ombligo y lo que viene después. Reiniciar. El paso y la palabra. Y
a través de la pragmática sentir tu boca y mi habla. Coexistir con el lenguaje.
Reciclar. Reciclar el tiempo y las imágenes para que todo vuelva a fluir y desarrollarse.
Y reciclarte a ti para no vivir atrapada en lo que pudo ser y nunca fue. Ya no
eres la de antes. Acuérdate. Has cerrado
capítulos. Y no te interesa recuperarlos. Ahora te has quedado sorda para que
nunca más puedan regalarte los oídos. Ahora sólo quieres aciertos.
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