domingo, 12 de enero de 2014

Tristeza por desamor

Y en estos días en que mi corazón pacer intenta, la clareada sombra  de la curvada nieve deja caer su iris sobre mi vasto ser herido, moribundo inconsciente, cuyo último aliento ve venir a lo lejos; vida que respira vida, evade este polvo anexo, éste sino ensangrentado por el quemado hierro que ahoga la garganta. Un rayo de sol no lo hay que pueda vencer tinieblas. El trigo, el río, el mar, libertad incalculable. Enclaustrada sin estarlo me siento, paloma dolorida  que no puede emprender su vuelo, esas garras asesinas sin quererlo le traerán la muerte. Negro luto que tranquilo espera el encuentro deseado, la paz del ciprés, el silencio encajonado de la mudez, la soledad y ese reposo infinito que mi Amo procura. Sin verte, ya te veo. Sin oírte, tu voz resuena en mis adentros como bramido lejano a la calma adherido. Sin tenerte ya siento que todo mi ser es tuyo aunque quieras no poseerlo. Acuérdome de tu risa, tu mirada, tu tez esclarecida como niño recién nacido que su alma abre al barro.


No hay comentarios:

Publicar un comentario