lunes, 8 de junio de 2015

Juntos a cada lado de la calle

Desde lejos se clavan las pupilas. La luz roja paraliza sus cuerpos a cada lado de la calle, pero sus ojos avanzan hacia el encuentro. Sus miradas se persiguen, corren, se alcanzan y se quedan ahí, fijas en un punto de sus caras. No se conocen, pero se sienten. Ella toca sus manos, él arrulla su pelo. Sus labios se palpan y la vida emerge de sus comisuras. Es de noche pero el sol barre sus cuerpos. A cada lado de la calle el tiempo está inmóvil,quieto, detenido ante un futuro que no se esconde, que pide a gritos ser transitado. La luz verde da paso al movimiento. Se acercan con la intención de fundir sus pieles allí mismo, en el medio de las marcas blancas longitudinales que otorgan prioridad, pero no se chocan, ni siquiera se rozan. Se dejan empujar por el aire hacia un lugar que los aleja de la luz, en el que sus corazones ya no bombean, están muertos en la rutina que empapa de oscuridad sus días. Se van sin descubrirse, no se saben, pero a cada lado de la calle estuvieron, por un momento, juntos.

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